KOMATSU
1.
Al lado de mi ventana era de
madrugada
y yo estaba prendido, me tomaba un whisky y
aunque apenas lo rasante de un
auto
una moto o un grupo de niños
cantaran el himno
caíste desde el espacio directo
al espacio vacío.
No puedo determinar qué forma
tenías ni tampoco
detalles que me hayan impactado
de tu forma de
explotar contra el piso.
Ahora sólo puedo ver desde la
ventana
la cara de un hombre perdido.
Mientras la iglesia avanza en una
combi con seis parlantes
atados al techo con alambre
y la misa de los hombres se parezca
cada vez más a la misa de los
cuerpos,
porque ese contingente pobre
quisiera aparentar ser una casa
con torres y columnas, techos en
punta no bastan para
frenar la fiebre del signo del
zodiaco enhebrado en esas nubes.
Yo veo desde la ventana lo que
dejaste de esa serpiente de madera
y puedo reconocer los ojos y la boca
en ese barro
Habrá también minerales y tumulto
por todos lados,
una vez que saquen de acá el
coche bomba.
2.
Quién podría ocuparse de un
parque
y de un pueblo, a la vez que de
un santo y un charco.
Cómo puede convertirse a un
regimiento en un cuento para
dormir cabras o cómo influye la
vida de un segundo fuerte en el cruce
del Danubio, entre oriente y
occidente, con las manos cansadas y
el reflejo agotado, con una voz
monótona que sobreviene a pocas ideas
a pocas acciones a pocas razones.
Hay claves para entender tu
deseo,
como planear el robo al supermercado
cuando la fiebre te aburre en la
fila hacia las cajas.
Tenemos que vernos reflejados en
eso para poder creerlo.
3.
Subí por la empinada escalera
hasta la casa de unos
recuerdos que no quiero sólo para mi,
que pienso que van a faltarle a
alguien que quiero.
Me crucé por la línea de asfalto
más ancha del mundo
corriendo, y aunque levanté la vista al cielo no vi esas
enredaderas que hacían habitable la ciudad, aunque fueran
necesarias tropillas de
jardineros inexpertos podándose cada
día su salario con falta de
criterio.
No podría juzgar si esa es la solución
para nuestros problemas
o si lo que abrió un cráter en el
terreno de al lado no fue una gubia
en forma de pala marca Komatsu y
esa cara en ruinas no pide
que alguien le eche una buena
tonelada de tinta fresca para despegar
un grabado donde se esconden los
hombrecitos que manejan,
y la fuerza de succión es sólo un
balde negro de plástico.