viernes, 2 de noviembre de 2012

La voluntad de un contorsionista



Es una sala. 
El borde de una mesa.
Las sillas puestas a pensar en algo
que puede o no ser preciso o ser real.
El camino de subida con mi hijo en hombros.

La calle es una casa. El camino de una casa.
El reflejo de una palabra adentro de otra.
La voluntad de un contorsionista. La curva que desliza
entre si los dedos de esa mano, la mano que se
escucha, con sus dedos. En una mano. El detalle
de una taza. Las máscaras de un recinto que son
además el sonido de las campanas. El sueño que
vas a tener toda la noche y el año que es el proceso
de un día. La cima es una cama. El reparo del viento
en la carpa entre intermitencias y continuos recreos.
El tiempo tiene una casa. Tres que son cada uno
afuera de las cercanías.
La madera es un tótem. La piedra es una cripta.
El año parte por si mismo para afrontar un espejo quebrado.
El agua es una grieta.   








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